jueves, 14 de agosto de 2008

No intentes enterrar el dolor


No intentes enterrar el dolor: se extenderá a través de la tierra, bajo tus pies; se filtrará en el agua que hayas de beber y te envenenará la sangre. Las heridas se cierran, pero siempre quedan cicatrices más o menos visibles que volverán a molestar cuando cambie le tiempo... recordándote en la piel su existencia, y con ella el golpe que las originó.
Y el recuerdo del golpe afectará a decisiones futuras, creará miedos inútiles y tristezas arrastradas, y tu crecerás como una criatura apagada y cobarde.
¿Para qué intentar huir y dejar atrás la ciudad donde caíste? ¿Por la vana esperanza de que en otro lugar, en un clima benigno, ya no te dolerán las cicatrices y beberás un agua más limpia?
A tu alrededor se alzarán las mismas ruinas de tu vida, porqué allá donde vayas llevarás a la cuidad contigo.

No hay tierra nueva, ni mar nuevo, la vida que has malogrado malograda queda en cualquier parte del mundo.

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