domingo, 18 de abril de 2010

Lectura


Miró sus manos. ¡Cómo las odiaba! Estaban impregnadas de belleza y de muerte, en una combinación imposible de conjugar pero con la que se veía obligado a vivir. Sólo cuando la acariciaban, habían sido buenas. Su piel contra la de ella había espantado todo mal obligándolo a huir por un instante. Al mismo tiempo, habían alimentado su maldad oculta. El amor y la muerte, el odio y la vida. Opuestos que los habían convertido en polillas revoloteando cada vez más cerca de la llama. Y ella se quemó primero.
El sentía el calor del fuego en la nuca. Ya estaba cerca.

La Princesa del Hielo, Camilla Läckberg

4 comentarios:

Vicky dijo...

es tan corto el camino, tan delgada la línea que divide la belleza, la muerte y la vida. Cada primavera puede ser en un instante una primavera mortuoria. La diferencia está en las flores, la vegetación es distinta y ya no hay vuelta atrás.

superacion personal dijo...

muy buenas letras, yo tambien he escrito un libro, me parece genial pasarme por un blog de calidad como este!

Ms. bus stop singer dijo...

Escribes hermoso

Ivan dijo...

TE felicito tu blog es excelente en todos los sentidos. Me encanta.