jueves, 4 de diciembre de 2008

Un día como hoy

Hace tiempo un amigo me explicó una extraña teoría: algunos psicólogos creen que las primeras horas de un recién nacido pueden marcar tanto en el subconsciente del bebé como el resto de su vida. En ese momento me pareció una teoría con bastante poca base científica (una tontería, vamos), pero la verdad es que es una idea que no puedo sacarme de la cabeza.

Hubo una época en que un médico llamaba a mi madre: la llorona.
Y siempre que pienso en esos días, no sé porqué, me viene a la mente el día en que yo nací… recuerdos no tengo, pero si una curiosa historia.

El parto fue bien. Resultado: una niña larguirucha y callada, y un montón de familiares felices alrededor de una parturienta cansada.
No se sabe cuantas horas pasaron cuando alguien se dio cuenta de que algo no iba bien. Ni cuantas más hasta que algún medico se digno a escuchar a un grupo de gente (probablemente muy asustada) diciendo que algo fallaba.
Y sí fallaba. Y mucho.
Ante la escasez de recursos de ese hospital, trasladaron a la mujer moribunda a otro hospital, sin dar seguridad de que esta llegara viva. Y dejando a la recién nacida con las enfermeras.
Algunos dicen que todo el silencio que regaló el bebe en sus primeras horas, en segundos se convirtió en llanto. Y el llanto en desespero.
La comitiva fue detrás de la ambulancia. Y las suplicas que hasta entonces les parecían supersticiones, se volvieron en rumor durante todo el camino.
Por fin llegaron: todos vivos. Y después de una operación y lo que fue probablemente una negligencia médica encubierta todo fue mejorando poco a poco.
Cuando todo se calmó, el padre de la criatura fue a buscar al bebe guardado. Y la entregó a su hermana y su familia (marido y dos hijos), que la cuidaron como si fuera suya.

Pasado casi un mes, a la parturienta recuperada le dieron el alta. Y junto a su marido, fueron a recoger, con sus mejores galas, a su hija.
Algunos dicen que llegado el momento, los dos niños que hasta ese día fueron como hermanitos del bebé, no querían entregar a la criatura… porqué los padres de esta “no sabrían cuidarla tan bien como ellos dos. Mejor que volvieran en unos meses.”

Ese fue el día en que dos padres ilusionados y su hija se reencontraron. Y ya no se separaron hasta al cabo de unos cuantos y felices años.

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