martes, 9 de diciembre de 2008

Lectura


Entonces se oyó un intenso rumor; el suelo comenzó a temblar y luego a girar sobre sí mismo antes de dividirse en dos territorios: uno se elevó indefinidamente, mientras que el otro bajó otro tanto. Al darse la vuelta para trazar la línea fatal, el hombre se había exiliado del cielo y separado para siempre de su amada.

Pero aquel día en que las puertas de la memoria de mi abuela se habían entreabierto, yo aún no conocía ese cuento, y creía poder explorar a mi antojo el territorio que se me ofrecía. No imaginaba que éste se disiparía de inmediato, como un espejismo que nos hace creer en un milagro cuando a nuestro alrededor sólo hay desierto. Así pues, cerré los ojos, como mi abuela me había pedido, y me sumí en el sueño. Cerré los ojos y no estoy segura de haberlos vuelto a abrir nunca, ni siquiera para Nam.

La princesa y el pescador, Minh Tran Huy

2 comentarios:

Clara dijo...

Me gusta, me gusta.
=)
Uh! Puedo adivinar casi casi todas las películas de tu lista! Jaja!

Madame Vaudeville (Chus Álvarez) dijo...

Parece una buena lectura... Gracias, linda. Me gustó especialmente la última frase. Un besito desde el cabaret