
Asentí en silencio.
-El orden de las preguntas quizá sea un poco inconexo, pero si no te importa...- le dije
-¡Que me va a importar!
-Estás muerto, ¿no?
La respuesta del Ratón tardó en llegar. Quizá se tratara de escasos segundos, pero para mí fue una eternidad. Tenía la boca reseca y pastosa.
-Así es- dijo con toda calma Ratón-. Estoy muerto.
La caza del carnero salvaje, Haruki Murakami
1 comentario:
Wow, q locura, me lo pido!
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